A lo largo de mi carrera en el Poder Judicial del Estado de México, he tenido la oportunidad de escuchar y transformar las historias de muchas personas que llegaron con la esperanza de encontrar respuestas. Cada caso me ha enseñado que la justicia debe garantizar la igualdad de derechos para todos.
Mis valores como candidata a la magistratura se basan en un compromiso con la justicia, la ética, el servicio público y la empatía. La justicia no debe ser un concepto abstracto, sino una realidad accesible para todos, sin importar su origen o estatus. No podemos permitir que se convierta en una promesa vacía.
La ética guiará cada decisión que tome. En un sistema donde los fallos impactan profundamente en la vida de las personas, la honestidad y la transparencia son fundamentales. He sido testigo de cómo la falta de ética en algunos operadores jurídicos socava la confianza en las instituciones. Como magistrada, me comprometo a tomar decisiones alineadas con los principios de honestidad y equidad. La anticorrupción será una prioridad en mi propuesta. El sistema judicial no debe ser afectado por intereses ajenos a la justicia. Trabajaré para asegurar que el servicio público judicial sea un ejemplo de transparencia e imparcialidad.
La empatía es clave para comprender las verdaderas necesidades de las personas que buscan justicia. Como jueza, he aprendido que detrás de cada expediente hay una historia que debe ser escuchada y comprendida. Las personas no solo buscan una resolución legal, sino una respuesta que respete sus derechos y su humanidad.
Con estos valores, mi propuesta es clara: construir un sistema judicial donde la justicia, la ética, la transparencia y la empatía restauren la confianza en nuestras instituciones. Como magistrada, me comprometo a ser una voz firme contra la corrupción y a garantizar que la justicia sea una realidad que transforme la vida de todos los mexiquenses.